No recordaba yo a Artaban, el cuarto rey mago. No presté atención en su día a la historia, pero hoy me ha «llegado». Me parece que es un excelente ejemplo de cómo la bondad no siempre encuentra recompensa en este mundo o, como diría un budista, de que no hay buena acción sin castigo.
Artaban, desde hoy es mi mago favorito y le pondré siempre en mi pesebre, muy alejado del mismo 😃.
La historia de Artaban la contó por primera vez Henry van Dyke en 1896, pero curiosamente he encontrado la historia contada por ahí, en distintos medios, de distintos países, contada sin darle crédito a su autor, como por ejemplo en el XLS Semanal contada por Juan Manuel De Prada, pues a él, según escribe, se la contó un guía en Colonia. Aparece también en formato libro, con los títulos: Artaban: La leyenda del cuarto rey mago y Artaban: el cuarto rey mago, firmados por Adrian Sosa Nuez, sacerdote, teólogo y escritor. También la he encontrado en Twitter, de donde saqué la ilustración que precede este texto, contada de una manera particular. Así que, al parecer, la novela de van Dyke se ha convertido en toda una leyenda que se va contando de boca en boca.
El caso es que la historia es preciosa y Artaban merece tener su lugar en todos los nacimientos, pesebres o belenes, según le llamen en tu región. Me gustaría contarla, pero no voy a hacer lo mismo que han hecho otros, así que no me queda más que invitarte a que la busques en Internet.
También queda la opción de ver una película. Resulta que hay varias, entre ellas una protagonizada por Martin Sheen, que me encanta por ser de origen asturiano:
Hay otras en dibujos animados que no voy a reseñar y un corto, aparentemente en broma y que no sigue la historia tal cuál, pero que al final resulta igual de emotivo:
P.S.: He encontrado otras referencias a publicaciones, películas y hasta cuadros inspirados por Artaban como en un artículo de un blog titulado Revista Cultura y Ocio .
Esta es una entrada personal y sin relevancia para nadie más que para mí misma, pero no puedo dejar de hacerla: Mañana se celebrará el Funeral de Estado por las «víctimas del coronavirus». Esta noche repiten el programa «No te dije adiós»en la 2 de TVE a las 00:25, es decir, mañana en realidad, que presentan como: «Documental que rinde homenaje a las víctimas de coronavirus en España. Doce familias comparten sus historias sobre los seres queridos que han perdido y de los que no han podido despedirse.» En ese programa se le rinde un pequeño homenaje a mi padre, Enrique Gutiérrez y Simón.
Todo eso, aparte del constante recordatorio de muerte y destrucción por la pandemia, lógicamente me remueve y me hace recordar la pérdida sufrida.
Pero lo que más me entristece realmente es pensar en todas esas cosas que ya no podré hacer con mi padre. Recordar que días antes de morir me dijo que cuando pasara todo, nos reiríamos de todo ello, como hacíamos siempre. Pensar, al ver el vídeo en el que mi amigo Mario Carvajal explica cómo usar la aplicación de Google Tour Creator, en que si estuviera vivo le animaría a crear un tour por Madrid, que estoy segura de que sería un gran éxito, como pueden testificar todos los que han venido y él les ha servido de guía. Lo habría hecho, siempre estaba dispuesto a aprender cosas nuevas y a hacer cosas que sirvieran a otros. Hay tantas cosas que podríamos haber hecho, le quedaba tanto por hacer. ¡Su próxima cita médica se la habían dado para dentro de un año!
Me gustaría acabar la entrada con alguna frase alentadora, pero la verdad también es bueno de vez en cuando dejar salir el dolor y la tristeza, sólo un ratito… 😥
Se cumple hoy, dos de mayo de 2020, un mes del fallecimiento de mi padre causado por la maldita Covid-19 y el colapso de nuestra seguridad social en esos días. El 2 de abirl es el día en que murieron más españoles por la pandemia. Ese día llegamos a los 10.000 muertos y hoy a los 25.000.
Quiero hoy compartir un escrito de mi padre, que presenta su visión de la muerte, visión que comparto. Si lo lees te hará sonreír y reflexionar a la vez.
Espero que resulte útil a aquellos que se plantean la cuestión en estas semanas que llevamos de confinamiento y en las que nos quedan de lucha contra el virus y sus consecuencias. Se titula: Nuestra amiga la muerte.
Escribo esta entrada con la finalidad de que me sirva para remitir a ella a todos aquellos compañeros investigadores a los que una y otra vez he de explicarles que eso de los «estilos de aprendizaje» no tiene base científica, que es un mito, que es pura pseudociencia.
Pero no es ese el único mito sobre aprendizaje que circula y circula no sólo por las redes sociales sino también por los artículos «científicos». Está también el de la pirámide del aprendizaje.
Escribiendo mi tesis Accesibilidad no intrusiva en la comunicación audiovisual en la red [0], al estudiar la capacidad de enganche del multimedia, inmediatamente recordé aquello de que «los estudios indican que las personas retenemos el 10% de lo que vemos, el 20% de lo que oímos, la mitad de lo que vemos y oímos, y el 80% de aquello que vemos, oímos y hacemos», así que investigué y descubrí que aunque suena plausible es, en realidad, una afirmación sin base científica alguna y que, muy al contrario, existen estudios que la desmienten, como los de Thalheimer en 2006 [1] y Genovese en 2010 [2].
Son numerosos los sitios dedicados a la educación que siguen promoviendo tal idea. De hecho, para ilustrarla existe una gráfica, una pirámide, que podemos encontrar en artículos como, por ejemplo, «Cómo aprendemos, la pirámide de William Glasser«, del que extraje la imagen que se presenta a continuación y que seguramente os resultará familiar:
Otro mito que me persigue, porque he de alertar una y otra vez a colegas investigadores del campo de la educación y del campo de la informática sobre su falsedad, es el de los llamados «estilos de aprendizaje».
Lamentablemente no existe evidencia científica al respecto, aunque existen miles de artículos que utilizan ese concepto o lo citan y así, creía yo, lo había dejado bien claro en mi tesis. La verdad es que, revisándola para recoger información sobre ello para esta entrada, me he dado cuenta de que no lo expliqué tan claramente como creía, ya que sólo dejé una cita de Najjar [3] sobre la importancia de utilizar el medio más efectivo para presentar cada tipo de información.
Dado que mi tesis se centra en multimedia y según la leyenda de los estilos de aprendizaje hay personas más «visuales» y otras más «auditivas», los multimedia parecen cubrir las necesidades de todos, especialmente cuando son interactivos. Por ello busqué las bases de ese concepto y lo que encontré fue justamente que no podía encontrar ningún estudio que sustente esa idea y en cambio sí estudios que demuestran que no tiene base. Por ello no incluí ninguna de las referencias que encontré, porque en definitiva no iba a usar el concepto. Tristemente, hoy al buscar en mi tesis las referencias rebatiendo el concepto de los estilos de aprendizaje, que como he dicho no expliqué tan claramente como yo creía haber hecho, me he dado cuenta de que me dejé una referencia al dichoso mito en una de las «personas» utilizadas para explicar los beneficios de mantener una secuencia significativa, para la accesibilidad. Error imperdonable que tendré que perdonarme a mí misma Seguramente escribí esa parte antes de haber investigado el concepto y olvidé corregir ese párrafo después.
Muchas veces nos dejamos llevar por lo que otros investigadores creen, sin cuestionarnos si habrán ellos cuestionado antes o no aquello en lo que creen. Por eso pensaba incluir ese concepto en mi tesis, con la idea de que podía servir para apoyar la supuesta necesidad de un usuario de escuchar o percibir visualmente para reforzar el arpendizaje, porque tenía una compañera que había trabajado sobre ese concepto; así que di por hecho que lo habría investigado y de alguna manera para mí quedaba validado. Quizás resulte de interés uno de los artículos que estudié cuando investigaba sobre la solvencia de la idea de los estilos de aprendizaje: «Five Common but Questionable Principles of Multimedia Learning» [4]
Posteriormente, dos años más tarde, se publicó una carta en The Guardian, firmada por 30 neurocientíficos, alertando a la población y pidiendo que no se gaste más dinero en el campo de la educación basándose en ese mito: No evidence to back idea of learning styles [5]. Pero son más los artículos científicos o de divulgación que perpetúan el mito y es triste ver a compañeros cayendo en ello, sobre todo porque en el campo de la investigación deberían ser más rigurosos.
Un buen artículo divulgativo en español sobre esta cuestión es «Neurociencia y el mito de los estilos de aprendizaje» [6] en el que se destaca algo que comprobé por mí misma cuando estuve investigando el tema, una triste realidad: que si haces una búsqueda en inglés obtienes resultados muy distintos a los que obtienes cuando buscas en español. Señal de la flaqueza de la investigación en nuestro idioma. Aunque hoy en día, a partir de 2017, ya hay más información al respecto del mito de los estilos de aprendizaje gracias al llamado que hicieron esos neurocientíficos. Curiosamente, este artículo en español lo descubrí hoy, aunque fue escrito en 2015. Me habría venido fenomenal en aquél entonces. Posiblemente no lo encontré porque hacía búsquedas de artículos científicos, pero también es posible que haya emergido dado que hoy se «habla» más del tema.
Otro, también muy inteeresante, pero en inglés, es «Tackling the ‘learning styles’ myth» [7], que explica de dónde viene el concepto y qué peligro comporta aplicarlo en la educación.
En resumen, que hay muchos mitos en la ciencia por los que muchas veces nos dejamos llevar sin pensar, sin analizar, siguiendo lo que otros escriben o citan, pero deberíamos ser más rigurosos y cuestionarnos siempre de dónde vienen las ideas, qué base científica tienen y si la tienen El hecho de que existan miles de artículos científicos, publicados en revistas indexadas o en las actas de prestigiosos congresos no es base suficiente para respaldar una idea o concepto.
[1] Thalheimer, W. (2006). Bogus Research Uncovered. Obtenido de Work Learning Research: http://web.archive.org/web/20060218144850/http://www.work-learning.com/chigraph.htm
[2] Genovese, J. (24 de 03 de 2010). The Ten Percent Solution. Obtenido de Skeptic Magazine, Volume 10 Number 4: http://www.skeptic.com/eskeptic/10-03-24/
[3] Najjar, Lawrence J. Multimedia information and learning. Journal of Educational Multimedia and Hypermedia. 1996. pag. 129–150. Recuperado de: http://citeseerx.ist.psu.edu/viewdoc/download;jsessionid=54D9336AFC931C51316DD1AC079E08B8?doi=10.1.1.118.1654&rep=rep1&type=pdf en junio de 2018.
[4] Clark, R. E. & Feldon, D. F. (In press for 2005). Five common but questionable principles of multimedia learning. In Mayer, R. (Ed.) Cambridge Handbook
of Multimedia Learning. Cambridge: Cambridge University Press. Recuperado de: http://www.cogtech.usc.edu/publications/clark_five_common.pdf en junio de 2018.
[5] Hood, Bruce et al. 2017/03/12. No evidence to back idea of learning styles. The Guardian. Education. Recuperado de: https://www.theguardian.com/education/2017/mar/12/no-evidence-to-back-idea-of-learning-styles en junio de 2018.
[6] Avila, Alejandra. 2015. Neurociencia y el mito de los estilos de aprendizaje. e-leraning, diseño instruccional y WordPress. Recuperado en junio de 2018 de: http://www.alejandraavila.com/neurociencia-y-el-mito-de-los-estilos-de-aprendizaje/
[7] Vaughan, Tanya. 2017. Tackling the ‘learning styles’ myth. Recuperado en junio de 2018 de: https://www.teachermagazine.com.au/articles/tackling-the-learning-styles-myth
Al acceder a la página el VI Congreso de Ciudades Creativas (@CreativeCitiEsp) para descargar el libro de actas, pensaba en que, seguramente, echaré en falta que sean accesibles tanto la versión en PDF como la versión EPUB, precisamente hoy que he compartido por Twitter la noticia de la presentación ayer de una nueva herramienta para revisar la conformidad de las publicaciones en formato EPUB.
Pensé, entonces, que aunque los organizadores de ese congreso me conocen y saben que estoy siempre dando la tabarra con el tema de la accesibilidad, seguramente no llegan a plantearse, digamos que en serio, la cuestión; pues seguramente no participan en el congreso personas con discapacidad, no hay personas que se quejen, que exijan o rueguen que las comunicaciones sean accesibles y, por ello, no se percibe como algo importante, como algo imprescindible.
Se me ocurrío, entonces, que en el futuro deberíamos contar con droides creados para generar empatía. Droiodes con las características de personas con ciertas discapacidades, que sirvan para ayudar a los desarrolladores, a los comunicadores, etc. a entender la necesidad de la accesibilidad y que puedan aconsejarles cómo mejorar sus creaciones para que sirvan por igual a todas las personas, incluidas las personas artificiales con discapacidad
Es decir, puesto que todos, bueno, casi todos, necesitamos ese contacto personal para realmente hacernos conscientes de la importancia de la accesibilidad, sería fantástico contar con droides que, pudiendo ofrecer los conocimientos sobre accesibilidad a la vez puedan ser percibidos como usuarios que requieren de dicha accesibilidad. Tendríamos entonces, droides ciegos, droides con espasticidad, droides sordos, etc.
Serían Empaticdroides (Empahticdroids, en inglés) o Droipáticos (Droipathics, en inglés). La primera opción que se me ocurrió, por mi desconocimiento del inglés, fue droipahtics. Pero resulta que lo que yo creía que podía ser un sufijo, tiene en inglés un significado propio y muy interesante, que puede encajar también bien para este nuevo tipo de droides:
The phatic function is the part of communication which keeps open the line of communication itself; it is the means by which two or more speakers reassure themselves that not only are they being listened to, but they are also being understood.
Es decir, los droidpahtics serían los robots encargados de mantener la comunicación, gracias a la accesibilidad 😎 Aunque podríamos llamarles también Empathicdroids, con lo que quedaría más claro que se trata de droides encargados de potenciar la empatía.
Seguramente si habéis llegado hasta aquí estaréis pensando que me he vuelto loca. Tengo que decir que no me «he vuelto», siempre lo he estado. Mi imaginación siempre me hace plantearme cosas como esta, que sé perfectamente que no tienen mucho sentido pero que me hacen crear un mundo en el que las cosas funcionan de otra manera. Así que quería escribir esta idea, porque quizás, en algún momento, más adelante, escriba sobre ese futuro en el que existen los empaticdroides y cómo se desarrolla su vidad entre esos muchos otros droides creados para ser perfectos o al menos para carecer de todos los «fallos» humanos 😏
Así es la vida. Pensaba el tema para la primera entrada de 2018 en este blog y suena el teléfono cambiando todo. Era una de las sobrinas de Juan Pablo Ortega, para comunicarme su fallecimiento el día de hoy. Una muy triste noticia. Juan Pablo es un gran escritor español, vecino y amigo. Ganador del Premio Planeta de Interés Cinematográfico (1982) y finalista también en 1973, entre otros. Pero no son sus obras ni sus premios lo que realmente valoraba en él, sino su humanidad, su cariño y esas historias que me contaba de cuando vivía en Francia y Estados Unidos.
Era una persona especialmente sensible y divertida. Laicista, le gustaba coleccionar divinidades sedentes, que compraba en cada país que visitaba y alguna le regalé también.
Creé para él una web: juanpabloortega.es con mucho cariño, allá por 2006. Creo que es un sitio que refleja su delicadeza, en cierto sentido, y que para la época mostraba algunos avances. Seguramente hoy no resistiría un análisis técnico, pero así quedará para siempre o, al menos, mientras yo viva.
La web recoge el listado de sus obras y permite leer la primera página y la contraportada del libro o su prólogo. Recoge también las citas de su obra y las críticas recibidas, todas buenas, por supuesto. Fue un trabajo de investigación en la web que quizás no da para una tesis doctoral, pero que podría ser base para ello.
Para mí lo importante era homenajear con ese sitio, que considero muy merecido, a un gran autor y un gran amigo de mi familia.
No se me da bien expresar sentimientos, seguramente más tarde pensaré que debía haber escrito esto o lo otro, pero en cualquier caso con esta entrada, aparte de dejar constancia de mi cariño por su persona y su obra, espero que sirva para alentar a muchos a leerle, porque merece la pena, porque así él vivirá un poco en todos los que os animéis a hacerlo.
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Esta es época de reflexiones y buenos propósitos. 2017 ha sido, al menos para mí, un año extraordinario. No sólo por haber recibido el Premio Extraordinario de Doctorado de la Universidad Complutense, sino porque he aprendido mucho y comprobado que todo es y ha sido mucho mejor de lo que me imagino o recuerdo.
En el campo de la accesibilidad ha habido novedades que llegarán a ser importantes en un futuro próximo, como las actualizaciones de las WCAG y de ARIA a 2.1 y 1.1 respectivamente. ACCESOWEB se mantiene muy activa y ayudando a diseñadores y desarrolladores a hacer más accesibles sus sitios. Yo no participo tanto como antes, pero eso es porque la comunidad ha crecido y ya hay bastantes personas que pueden ofrecer consejo con cierta seguridad.
El proyecto ACACIA «progresa adecuadamente» 😉 y en aDeNu preparamos otros proyectos relacionados, que espero se hagan realidad el año que viene. Además en él cuento con un equipo humano fantástico, que supone para mí un aprendizaje contínuo.
He conseguido actualizar este sitio, no totalmente, pero va por buen camino y eso también es motivo de celebración, pues ha cumplido ya 17 añitos el pasado día 15 de diciembre.
Para esta Navidad deseo que la paz inunde nuestros corazones y que no haya una sola persona sin ilusión estos días.
Y el año que viene… ¡Más y mejor!. Estoy convencida de que será un año fantástico para todos, al menos ese es mi deseo para ti que lees estas líneas y ¡que no falte el cava! 😊.
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