Escribo esta entrada con la finalidad de que me sirva para remitir a ella a todos aquellos compañeros investigadores a los que una y otra vez he de explicarles que eso de los «estilos de aprendizaje» no tiene base científica, que es un mito, que es pura pseudociencia.
Pero no es ese el único mito sobre aprendizaje que circula y circula no sólo por las redes sociales sino también por los artículos «científicos». Está también el de la pirámide del aprendizaje.
Escribiendo mi tesis Accesibilidad no intrusiva en la comunicación audiovisual en la red [0], al estudiar la capacidad de enganche del multimedia, inmediatamente recordé aquello de que «los estudios indican que las personas retenemos el 10% de lo que vemos, el 20% de lo que oímos, la mitad de lo que vemos y oímos, y el 80% de aquello que vemos, oímos y hacemos», así que investigué y descubrí que aunque suena plausible es, en realidad, una afirmación sin base científica alguna y que, muy al contrario, existen estudios que la desmienten, como los de Thalheimer en 2006 [1] y Genovese en 2010 [2].
Son numerosos los sitios dedicados a la educación que siguen promoviendo tal idea. De hecho, para ilustrarla existe una gráfica, una pirámide, que podemos encontrar en artículos como, por ejemplo, «Cómo aprendemos, la pirámide de William Glasser«, del que extraje la imagen que se presenta a continuación y que seguramente os resultará familiar:
Otro mito que me persigue, porque he de alertar una y otra vez a colegas investigadores del campo de la educación y del campo de la informática sobre su falsedad, es el de los llamados «estilos de aprendizaje».
Lamentablemente no existe evidencia científica al respecto, aunque existen miles de artículos que utilizan ese concepto o lo citan y así, creía yo, lo había dejado bien claro en mi tesis. La verdad es que, revisándola para recoger información sobre ello para esta entrada, me he dado cuenta de que no lo expliqué tan claramente como creía, ya que sólo dejé una cita de Najjar [3] sobre la importancia de utilizar el medio más efectivo para presentar cada tipo de información.
Dado que mi tesis se centra en multimedia y según la leyenda de los estilos de aprendizaje hay personas más «visuales» y otras más «auditivas», los multimedia parecen cubrir las necesidades de todos, especialmente cuando son interactivos. Por ello busqué las bases de ese concepto y lo que encontré fue justamente que no podía encontrar ningún estudio que sustente esa idea y en cambio sí estudios que demuestran que no tiene base. Por ello no incluí ninguna de las referencias que encontré, porque en definitiva no iba a usar el concepto. Tristemente, hoy al buscar en mi tesis las referencias rebatiendo el concepto de los estilos de aprendizaje, que como he dicho no expliqué tan claramente como yo creía haber hecho, me he dado cuenta de que me dejé una referencia al dichoso mito en una de las «personas» utilizadas para explicar los beneficios de mantener una secuencia significativa, para la accesibilidad. Error imperdonable que tendré que perdonarme a mí misma Seguramente escribí esa parte antes de haber investigado el concepto y olvidé corregir ese párrafo después.
Muchas veces nos dejamos llevar por lo que otros investigadores creen, sin cuestionarnos si habrán ellos cuestionado antes o no aquello en lo que creen. Por eso pensaba incluir ese concepto en mi tesis, con la idea de que podía servir para apoyar la supuesta necesidad de un usuario de escuchar o percibir visualmente para reforzar el arpendizaje, porque tenía una compañera que había trabajado sobre ese concepto; así que di por hecho que lo habría investigado y de alguna manera para mí quedaba validado. Quizás resulte de interés uno de los artículos que estudié cuando investigaba sobre la solvencia de la idea de los estilos de aprendizaje: «Five Common but Questionable Principles of Multimedia Learning» [4]
Posteriormente, dos años más tarde, se publicó una carta en The Guardian, firmada por 30 neurocientíficos, alertando a la población y pidiendo que no se gaste más dinero en el campo de la educación basándose en ese mito: No evidence to back idea of learning styles [5]. Pero son más los artículos científicos o de divulgación que perpetúan el mito y es triste ver a compañeros cayendo en ello, sobre todo porque en el campo de la investigación deberían ser más rigurosos.
Un buen artículo divulgativo en español sobre esta cuestión es «Neurociencia y el mito de los estilos de aprendizaje» [6] en el que se destaca algo que comprobé por mí misma cuando estuve investigando el tema, una triste realidad: que si haces una búsqueda en inglés obtienes resultados muy distintos a los que obtienes cuando buscas en español. Señal de la flaqueza de la investigación en nuestro idioma. Aunque hoy en día, a partir de 2017, ya hay más información al respecto del mito de los estilos de aprendizaje gracias al llamado que hicieron esos neurocientíficos. Curiosamente, este artículo en español lo descubrí hoy, aunque fue escrito en 2015. Me habría venido fenomenal en aquél entonces. Posiblemente no lo encontré porque hacía búsquedas de artículos científicos, pero también es posible que haya emergido dado que hoy se «habla» más del tema.
Otro, también muy inteeresante, pero en inglés, es «Tackling the ‘learning styles’ myth» [7], que explica de dónde viene el concepto y qué peligro comporta aplicarlo en la educación.
En resumen, que hay muchos mitos en la ciencia por los que muchas veces nos dejamos llevar sin pensar, sin analizar, siguiendo lo que otros escriben o citan, pero deberíamos ser más rigurosos y cuestionarnos siempre de dónde vienen las ideas, qué base científica tienen y si la tienen El hecho de que existan miles de artículos científicos, publicados en revistas indexadas o en las actas de prestigiosos congresos no es base suficiente para respaldar una idea o concepto.
Referencias
- [0] Gutiérrez y Restrepo, Emmanuelle. 2015. Accesibilidad no intrusiva en la comunicación audiovisual en la web (Tesis doctoral). Universidad Complutense. Madrid.
- [1] Thalheimer, W. (2006). Bogus Research Uncovered. Obtenido de Work Learning Research: http://web.archive.org/web/20060218144850/http://www.work-learning.com/chigraph.htm
- [2] Genovese, J. (24 de 03 de 2010). The Ten Percent Solution. Obtenido de Skeptic Magazine, Volume 10 Number 4: http://www.skeptic.com/eskeptic/10-03-24/
- [3] Najjar, Lawrence J. Multimedia information and learning. Journal of Educational Multimedia and Hypermedia. 1996. pag. 129–150. Recuperado de: http://citeseerx.ist.psu.edu/viewdoc/download;jsessionid=54D9336AFC931C51316DD1AC079E08B8?doi=10.1.1.118.1654&rep=rep1&type=pdf en junio de 2018.
- [4] Clark, R. E. & Feldon, D. F. (In press for 2005). Five common but questionable principles of multimedia learning. In Mayer, R. (Ed.) Cambridge Handbook
of Multimedia Learning. Cambridge: Cambridge University Press. Recuperado de: http://www.cogtech.usc.edu/publications/clark_five_common.pdf en junio de 2018. - [5] Hood, Bruce et al. 2017/03/12. No evidence to back idea of learning styles. The Guardian. Education. Recuperado de: https://www.theguardian.com/education/2017/mar/12/no-evidence-to-back-idea-of-learning-styles en junio de 2018.
- [6] Avila, Alejandra. 2015. Neurociencia y el mito de los estilos de aprendizaje. e-leraning, diseño instruccional y WordPress. Recuperado en junio de 2018 de: http://www.alejandraavila.com/neurociencia-y-el-mito-de-los-estilos-de-aprendizaje/
- [7] Vaughan, Tanya. 2017. Tackling the ‘learning styles’ myth. Recuperado en junio de 2018 de: https://www.teachermagazine.com.au/articles/tackling-the-learning-styles-myth
(Ilustra esta tentrada una foto de Robyn Budlender)